divendres, 14 d’agost del 2009

EN EL NOMBRE DEL PÁDEL

Tardes de agosto. La mayoría de la gente disfruta de sus merecidas y anheladas vacaciones. Otros, en cambio, se dedican a hacer el chorra por ahí. Las posibilidades, ilimitadas...





Y es que, a la vista de estas dos fotografías, y si nos olvidamos por un momento de la referencia inicial en el titulo:

¿Qué parece que esté a punto de ocurrir en breves instantes?

No es el juego de las siete diferencias pero, si se analiza con atención, hay ciertos matices bastante reveladores.

En una imagen, una pareja de jóvenes enamoradizos abrazados, sonrientes, felices y sin nada de qué preocuparse... por el momento.

En la otra imagen, dos tarugos (50 % de los tetes), ambos vestidos igual (como manda el espíritu de los tetes), empuñando unas herramientas arrojadizas y con una mirada díscola y aguerrida.

Cierto es que, aunque las imágenes son bien dispares, en esencia, ambas están a punto de converger en un mismo fin: Una partida de pádel ¡¡¡a muerte!!!

Claro, con estas premisas de partida (de pádel) todo puede ocurrir. Y aunque el objetivo de todos y cada uno de ellos es la victoria, cada uno llega punto de partida (de pádel) por caminos bien diferentes.
A la vista de estas dos fotografías:

¿Qué parece que pueda estar pasando por la mente de estas personas en estos instantes?

No es el juego de las siete diferencias pero, si se analiza con atención, hay ciertos matices bastante reveladores.

“Esto está chupao, estos tíos son unos pringaos y no tienen ni puta idea ni de cómo coger la raqueta”.
“Matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar, matar”.
¿Habré salido bien en la foto?
Menuda paliza. Esto va a ser una merienda de negros.
“Hay que ver lo bien que me sientan estas bermudas floreadas”.
“Desde luego, parezco un maricón con estas bermudas floreadas, quién me mandaría a mi hacer caso del flipao este”.
“Pero míralos, si parecen dos maricones con las bermudas floreadas ésas. ¿Con qué gente me junto?”.
“Muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte, muerte”.
“Que rancios están estos pistachos que me acabo de arrear”.
“Tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná, tamboriná”.
“¿Me habré dejado las luces del coche encendidas?”
“Doneu-me una pilota que la trenque”.
¿Y esto de hacernos ahora fotos antes de jugar? Qué gilipollez. Dios mío, ¿qué estoy haciendo con mi vida?


Así que, después de todas estas reflexiones en silencio, se jugo la primera partida de pádel del siglo del año. Todo un acontecimiento en el que, afortunadamente, no hubo heridos y solo hubo que lamentar algún esgarro (pero de los benignos), que nadie vaya a pensar mal.

El resultado: “lo importante es participar”. Pero se puede decir que, desde hoy, se van a poner de moda las bermuditas floreadas. Y si no, al tiempo...